lunes, noviembre 17, 2008

Lolita de Vladimir Nabokov. Cap. 14

No había hecho el menor daño. El mago había echado leche, melaza, espumoso champaña en el blanco bolso nuevo de una damita, y el bolso estaba intacto. Así había construido, delicadamente, mi sueño innoble, ardiente, pecaminoso, pero Lolita estaba a salvo, y también yo. Lo que había poseído frenéticamente, cobijándolo en mi regazo, empotrándolo, no era ella misma, sino mi propia creación, otra Lolita fantástica, acaso más real que Lolita. Una Lolita que flotaba entre ella y yo, sin voluntad ni conciencia, sin vida propia.

No hay comentarios.: